Lionel Messi no sólo revolucionó al Inter Miami desde su llegada a la Major League Soccer (MLS), sino que está reconfigurando silenciosamente el mapa del deporte en los Estados Unidos. A diferencia de otros desembarcos históricos como el de Pelé en los años setenta, el arribo del capitán argentino se produjo en un ecosistema mucho más maduro, en una liga consolidada, con un entramado de negocios articulado y proyección global. Pero lo que sorprende es el impacto medible que generó en apenas meses.
Desde su presentación, el valor del Inter Miami se disparó. El club, que hasta mediados de 2023 figuraba entre los menos cotizados del torneo, triplicó su valuación y se ubicó en los primeros puestos del ranking de franquicias de la MLS. La fiebre por ver a Messi en acción provocó récords de venta de entradas, no sólo en la ciudad de Miami, sino en cada estadio que visita. Partidos que antes quedaban lejos del radar mediático se convirtieron en eventos de alcance nacional, con precios de reventa que alcanzaron cifras insólitas para un partido de fútbol en suelo norteamericano.
Ese fenómeno se trasladó rápidamente a las plataformas digitales. Apple TV, que posee los derechos globales de la MLS, registró un incremento exponencial en suscripciones tras la llegada del astro argentino. Si bien la empresa no reveló cifras exactas, se estima que duplicó su base de usuarios en América Latina y creció con fuerza en Estados Unidos, donde el fútbol aún compite con otras cuatro ligas tradicionales. Las redes sociales también reflejan esta transformación: la cuenta oficial del Inter Miami en Instagram pasó de menos de un millón de seguidores a superar los 15 millones, más que cualquier equipo de la NFL o la NHL.
A eso se suma el negocio en torno a su imagen. Messi firmó un contrato inédito que incluye no sólo su salario, sino participación en las ganancias por suscripciones al MLS Season Pass, un acuerdo con Adidas por la venta de camisetas —agotadas en todas las tiendas oficiales durante semanas—, y una opción para convertirse en socio del club una vez finalizado su vínculo contractual.
Pero su influencia va más allá de los números. La presencia de Messi reforzó el vínculo entre el fútbol y la comunidad latina en Estados Unidos, un segmento demográfico clave para el crecimiento de la MLS. También revitalizó el interés de sponsors globales y atrajo a figuras del deporte, la música y el espectáculo a un torneo que, hasta hace poco, no figuraba en las conversaciones deportivas de primer nivel.
Con la Copa América 2024 a la vuelta de la esquina, el Mundial 2026 en el horizonte y Messi como estandarte de esta nueva etapa, la MLS encontró algo más que un ídolo: consiguió un catalizador que está acelerando un proceso de posicionamiento internacional que parecía llevar décadas. Los números respaldan lo que hasta hace poco era apenas una intuición. Y, como suele decirse en la jerga política, dato mata relato.