El juicio oral por la megacausa conocida como “Cuadernos de las coimas” avanza con un nuevo capítulo clave para la expresidenta Cristina Kirchner. En el marco del expediente denominado “La camarita” —una derivación directa del caso original—, se leyeron ya los primeros 40 hechos de cohecho pasivo que le atribuyen haber recibido, por un monto superior a los 10,4 millones de dólares. Pero aún restan otros 164 episodios de sobornos que conforman la acusación en su contra.
Las coimas habrían sido pagadas por empresarios vinculados a la Cámara Argentina de la Construcción, en su mayoría relacionados con la adjudicación de obras públicas civiles durante su gobierno. La acusación sostiene que estos pagos ilegales constituían una práctica sistemática para obtener contratos o beneficios del Estado.
Entre los nombres de empresarios involucrados figuran Gerardo Ferreyra (Electroingeniería), Cristóbal López (Grupo Indalo), Carlos Wagner (Esuco), Aldo Roggio, Ángelo Calcaterra (primo de Mauricio Macri), y Juan Chediack, entre otros. Diez de ellos se acogieron a la figura del arrepentido, aportando detalles sobre el funcionamiento del esquema de corrupción.
Los testimonios clave de exfuncionarios como José López y Claudio Uberti, así como del financista Ernesto Clarens, que entregó planillas con movimientos financieros ilegales, consolidaron las pruebas que hoy enfrenta Cristina Kirchner. Las planillas de Clarens habrían revelado vínculos entre empresas beneficiadas por la obra pública y pagos sistemáticos de retornos a exfuncionarios.
El juicio continúa con la lectura detallada de los 204 hechos de cohecho pasivo que se le imputan a la expresidenta. La expectativa es que durante el proceso se precise la relación entre los pagos, las licitaciones adjudicadas y el rol que habrían cumplido distintos actores políticos y empresariales en uno de los escándalos de corrupción más grandes del país.