Franco Colapinto vuelve este fin de semana al circuito urbano de Bakú para disputar el Gran Premio de Azerbaiyán de Fórmula 1 con el equipo Alpine, en una carrera que considera “más complicada” que la del año pasado. A pesar de sus actuaciones destacadas y del potencial mostrado, el piloto argentino enfrenta una creciente presión sobre su continuidad en el equipo y críticas que lo obligan a reafirmar su lugar dentro del paddock. El trazado de Bakú, con su famosa recta principal de 2.200 metros y secciones extremadamente angostas rodeadas de muros, representa uno de los desafíos técnicos más exigentes del calendario. Colapinto buscará mantener la concentración para evitar incidentes y capitalizar su habilidad en curvas lentas y técnicas, un sector donde suele marcar diferencias. Aunque esta fecha tiene un valor especial para él, el clima interno en Alpine no es el más favorable: la lucha por asegurar su futuro en la escudería se da en paralelo con rumores de cambios y ajustes en el programa de jóvenes talentos. En ese contexto, su desempeño en Bakú puede resultar clave para demostrar solidez y adaptación bajo presión. Con la mirada puesta en minimizar errores y aprovechar cada oportunidad, Colapinto encara el GP de Azerbaiyán con determinación, sabiendo que no solo corre contra el cronómetro, sino también contra la incertidumbre de su proyección en la Fórmula 1